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2022-08-12 18:30:03 By : Mr. Wiikk Wiikk

Polímeros anticongelantes, reciclaje de plásticos, mallas para mejorar el receso invernal son algunas de las innovaciones transformadoras de plásticos seleccionadas en el presente artículo.

A nivel mundial, la agricultura utiliza miles de millones de toneladas de plástico en sus múltiples cultivos, donde las opciones biodegradables asoman como alternativas para una producción más sustentable. Desde materiales compostables a ecodiseñados para facilitar un buen reciclado, hasta coloraciones que modifican la luz incluso más allá del espectro visible, las tecnologías que transforman plásticos en herramientas especializadas parece no tener límites, como se pudo apreciar en el 16º Congreso Internacional de Plasticultura CIDAPA.

Los plásticos biodegradables corresponden a polímeros naturales que se fabrican principalmente a partir de almidón. Su gran ventaja consiste en solucionar las dificultades y gastos involucrados en el manejo de residuos de los plásticos convencionales. Pueden compostarse junto con los demás restos orgánicos o simplemente ser arados e incorporados al terreno. Por estas razones, China se ha planteado llegar al uso de material compostable en 4 millones de hectáreas.

Sin embargo, existen razones por las cuales los plásticos biodegradables están lejos de poder reemplazar los miles de millones de toneladas que requiere anualmente la agricultura mundial. En primer lugar, para satisfacer esos volúmenes se transformarían en una competencia con el destino alimentario de cultivos como papa, el maíz o el trigo, que son fuente de almidón. Luego, está el costo mayor respecto de los productos sintéticos (aunque se ahorran los costos de retiro del campo). Un tercer aspecto se relaciona con su misma biodegradabilidad: su duración es limitada y varía dependiendo de las condiciones de suelo y clima. Por lo tanto requieren de evaluaciones locales de manejo antes de avanzar en una oferta comercial.

Con todo, existen importantes nichos de mercado donde resulta eficiente. Por ejemplo, el uso de bolsas, el reemplazo de amarras de parrón y protectores de los árboles en plantaciones nuevas de frutales, y el acolchado (mulch) en cultivos como hortalizas (foto 1). Sin duda se trata de una opción posible en ciertas condiciones para los productores orgánicos, las empresas sujetas a mandatos ambientales y todos quienes tienen convicciones ambientales o quieren prevenir la contaminación de los suelos de su predio con microplásticos.

Foto 1. Luis Vargas, representante de la empresa china GHBT (derecha), explica el uso del acolchado compostable en el día de campo del 16º Congreso Internacional de Plasticultura.

Otras exploraciones intentan sacar provecho de residuos, como es el caso del aserrín de la industria maderera. El CIPA de Chile desarrolló el aditivo POLbio, que sirve para plastificar almidón y convertirlo en FLEXbio, pellet biodegradable que sirve para fabricar aplicaciones agrícolas, como bolsas de macetero (foto 2), bolsas de basura y mulch.

Dado que, al menos en las condiciones actuales, los materiales biodegradables no están en condiciones de reemplazar a los convencionales, la opción del reciclaje adquiere vital importancia. De acuerdo a Magdalena Balcels, gerente general de la Asociación Gremial de Industriales del Plástico de Chile, ASIPLA, el sector agropecuario tiene un gran potencial para incorporar materia prima reciclada en productos como tubería para riego tecnificado, mangas para invernaderos, films para ensilaje, bolos, cajas cosecheras para frutas, almacigueros, pallets, baldosas, pisos o pavimentos, empalizadas, vallas, linderos y verjas, postes, protectores de árboles, tutores, alimentadores de ganado y establos. No se visualizan restricciones en el uso de resina plástica reciclada, salvo cumplir normas técnicas específicas según el uso de los productos, y las aplicaciones presentan alta demanda en el sector.

Numerosas investigaciones se llevan a cabo para sacar el máximo partido de los plásticos en el reciclaje. En el caso de Ecuador, por ejemplo, Francisco Quiroz, del Centro de Investigaciones Aplicadas a Polímeros, presentó interesantes resultados en el reciclaje mecánico de la cobertura plástica del racimo de las bananas (fotos 3, 4 y 5). La funda protectora fue desarrollada en Guatemala, en 1956, por el técnico Carlos González Fajardo. En este momento resulta fundamental para la exportación de dicha fruta, donde Ecuador ocupa el primer lugar mundial, según indica Roberto Bran, gerente regional plasticultura de Disagro.

Foto 3. Funda protectora de polietileno para bananos que mediante el reciclaje puede convertirse en materiales como zunchos (foto 4) y pellets (foto 5) (fotos presentaciones Roberto Bran y Francisco Quiroz).

La Dra. Saddys Rodríguez (CIPA) presentó una formulación del polímero polivinilalcohol (PVA), que tiene un efecto similar a proteínas anticongelantes: hace que el punto de congelación ocurra a temperaturas menores y modifica la forma de los cristales de hielo, inhibiendo su recristalización durante el congelamiento (figura 1). En las evaluaciones de la Dra. Rodríguez las micro/nano partículas de PVA disminuyeron el daño de temperaturas de -5ºC en cerezo en diferentes etapas fenológicas. Las investigaciones lograron superar las barreras para producir PVA en volúmenes aptos para la comercialización a un conveniente precio de mercado.

Figura 1. Representación esquemática de la evolución del hielo extracelular durante una helada tardía sin y con anticongelantes (figura de presentación Saddys Rodríguez).

El equipo del Dr. Richard Bastías de la Universidad de Concepción desarrolló una malla fotoselectiva bicolor (foto 10, pág. 28). Reduce longitudes de luz que generan daños en la planta, manteniendo disponible la luz fotosintética para ella. Permite un control más efectivo del golpe de sol, aumenta el rendimiento, mejora la calidad y la fotosíntesis en las especies en que se ha evaluado (manzano, avellano europeo y arándano).