Málaga se juega su prestigio - IMPACTO

2022-07-22 18:16:42 By : Mr. HeJun Yan

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A principios de 2022, en Málaga operaban 60 empresas extranjeras, la mayor parte ubicadas dentro de la red conocida como Málaga Tech Park. En este Parque Tecnológico de Andalucía están instaladas 621 empresas convertidas en un importante foco de empleo con más de 20 mil trabajadores.

La ciudad andaluza fundada por los fenicios se encuentra a 528.7 kilómetros de distancia de Madrid, por coche son menos de seis horas y por tren de alta velocidad -conocido como AVE- el trayecto es de 2 horas y 30 minutos.

Año tras año este puerto de la Costa del Sol escala como sitio de interés para vivir para otros españoles y extranjeros; la declaración de pandemia -el 11 de marzo de 2020- por parte de la OMS ante la expansión del SARS-CoV-2 ha catapultado a Málaga como destino favorito para residir.

Los férreos confinamientos decretados por varios países, entre éstos España con un lockdown severo, desde el 14 de marzo hasta el 21 de junio de 2020 han obligado a muchos urbanitas a replantearse la vida.

En los últimos seis años, como lo reveló Juanma Moreno Bonilla, actual presidente de la Junta de Andalucía, la ciudad de España que ha mostrado un ascendente crecimiento demográfico es Málaga.

En los datos más recientes proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) correspondientes a 2021, toda la provincia de Málaga tiene una demografía conformada por 1 millón 695 mil 651 habitantes y solo la capital malagueña concentra 577 mil 405 habitantes censados.

Para el veterano alcalde, Francisco de la Torre, a la ciudad hay que potenciarla no solo como punto de interés turístico costero -dadas sus cualidades naturales-, también como cinturón cultural con una sólida red de museos y de eventos artísticos e impulsarla, además, en una ciudad con cualidades tecnológicas para convertirla en un inevitable destino digital.

Al frente del Ayuntamiento desde el año 2000 y con 79 años de edad, Paco de la Torre no descarta presentarse otra vez a las elecciones del próximo año por el Partido Popular (PP).

En su opinión, Málaga es una ciudad que cree que la innovación es uno de los caminos que tiene la gente para encontrar una respuesta a los retos actuales y también para captar iniciativas empresariales, retener y atraer talento.

Ante una decena de corresponsales extranjeros de la Asociación de la Prensa Europea y el Club Internacional de Prensa, De la Torre comentó el reto inminente que tiene enfrente: lograr la sede de la Expo Internacional 2027 que será celebrada del 5 de junio al 5 de septiembre de dicho año.

Al respecto de la Expo 2027, le pregunté a De la Torre por el proyecto: “Ha tardado el apoyo, pero ahora lo hay porque el gobierno del presidente Pedro Sánchez se juega su prestigio, nos jugamos el prestigio como país”.

En julio de hace un año, entrevisté a De la Torre en exclusiva y hasta ese momento, el gobierno del mandatario Sánchez no había hecho caso a las constantes peticiones del presidente municipal de que lo apoyasen para presentar la candidatura oficial de Málaga. Parecía que había cierto problema con los intereses políticos, de uno y de otro lado, Sánchez gobierna con el PSOE junto con la ultraizquierda de Unidas Podemos y De la Torre pertenece al centro derecha del PP.

Al final logró subsanarse el escollo y casi in extremis quedó registrada la candidatura que expiró el pasado 28 de enero con cinco países compitiendo para desarrollar la Expo Internacional 2027: en Estados Unidos está Minnesota; en Tailandia, Phuket; en Argentina, San Carlo de Bariloche; en Serbia, la ciudad de Belgrado y en España está Málaga.

“La temática es la del desarrollo sostenible que es un poco técnica todo un reto a nivel de las ciudades porque hay que tener buenas prácticas. Habrá muchos foros hablando al respecto en las universidades y los centros de investigación”, me dijo el político malagueño.

¿Cuánto costaría organizar la Expo Internacional 2027? En el informe del Ayuntamiento de Málaga al respecto los números redondos estiman un costo de 860 millones de euros con unos beneficios proyectados por 700 mil euros. El dossier anticipa 3.1 millones de visitantes.

El tema de la era urbana y la sostenibilidad está alineada con los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU y engloba el reto de hacer compatibles las innovaciones tecnológicas con el medio ambiente. Ya veremos si hay suerte… Málaga se la merece.

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Tras 20 años, el euro alcanza paridad con el dólar * Y todavía está en veremos la verdadera dimensión que pueda alcanzar el shock energético a nivel global

El pasado 12 de julio, el euro alcanzó la paridad con el dólar, tras veinte años en que la moneda única europea ha mantenido una fortaleza respecto de la cotización del billete verde. Esto no puede ser interpretado de otra manera más que la expresión evidente de una crisis gorda a punto de caerle encima a los países europeos.

Se ha creado la tormenta perfecta y todavía está en veremos la verdadera dimensión que pueda alcanzar el shock energético a nivel global, primordialmente en los países más vulnerables por ser importadores de gas y petróleo suministrados por Rusia.

Ya se verá su rostro este próximo otoño cuando caiga el duro invierno europeo y la escasez de gas y de petróleo provoquen cortes de suministros en la calefacción y en la luz.

Mientras el calor estival baña los cuerpos semidesnudos en las diversas playas europeas, varios gobernantes de diversos países están pidiendo a su población reducir su consumo de luz y hasta en Alemania, el canciller Olaf Scholz habla abiertamente de los duros meses por venir. El invierno se antoja ya indeseable.

En el día 141 de la invasión de Rusia a Ucrania las noticias siguen siendo negativas. Lo son en lo económico y lo son en lo político. Y el dictador ruso, Vladimir Putin, sigue impertérrito, nada lo hace recular, ni desistir, de su invasión a Ucrania.

Y además corre propaganda en su favor para bajar la moral de los europeos que se han lanzado al vacío con las históricas sanciones y el veto energético a Rusia.

Algunos medios de comunicación citan un documento del Banco Central de la Federación Rusa analizando la situación económica del país eslavo con el impacto de las sanciones; parte del texto replicado señala que la inflación ha ido reduciéndose, para ubicarse en el 15% y que están creándose puestos de trabajo y la economía sigue creciendo.

En febrero pasado, varios organismos, como JP Morgan, llegaron a pronosticar “una recesión profunda” por las sanciones impuestas por Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea (UE), Japón, Corea del Sur, Nueva Zelanda, Australia y otros países por su atroz invasión de Ucrania.

En ese entonces, JP Morgan aventuró un desplome del 20% en la economía rusa en el segundo trimestre de 2022 y de un 3.5% a lo largo del año o inclusive superior por toda la serie de medidas severas que han llegado a congelar 630 mil millones de dólares de las reservas de banco central ruso.

Rusia vende en su informe que está creciendo, creando empleo y que las sanciones están causando algunos trastornos, pero nada sorprendente que vaya a hundir en definitiva a la economía rusa.

No puede ser más intranquilizador. Partamos de que la información esté posiblemente manipulada desde el Kremlin y sirva para enviar dos mensajes: uno interno, para  decirle a los rusos que son fuertes ante las sanciones, aunque muy seguramente lo estén pasando mal en el día tras día dadas las restricciones; y otro, para desanimar a una población europea que no quiere sumergirse en otra recesión y que mira cómo su panorama presente y de futuro inmediato es complicadísimo porque hay una inflación amenazante y la guerra no se detiene; nadie habla de otra mesa de negociación para la paz.

Siento decirlo, pero Rusia está ganando esta guerra en varios frentes y el propio mandatario, Volodímir Zelenski, está consciente del laberinto sin salida que se ha creado para los propios europeos que lo apoyan y que se han metido en una ratonera para defender la democracia, la soberanía y la dignidad.

Una guerra es un camino de resistencia con muchos frentes abiertos. Algunos estrategas creen que la guerra en Ucrania podría durar dos años, un tiempo demasiado largo para una sociedad europea que empieza a atestiguar cómo la debilidad de sus gobernantes explota como pompas de jabón en el viento. Y eso puede terminar cambiando los apoyos iniciales de los europeos con armas y dinero a Zelenski.

Con el espectro de la inflación fuera del armario y de la recesión asomando la cabeza, no hay bolsillo ciudadano que pueda soportar dos años de guerra en el traspatio europeo. Recientemente la inflación en España escaló al 10.2% en junio a tasa anual, el alza en el precio de los carburantes y de la electricidad ya empezó a trasladarse al precio de los alimentos frescos.

Las familias tienen un golpe real en su bolsillo y no hay una medida efectiva por parte del gobierno que directamente alivie cierta parte de esa tensión creada por la guerra y el efecto de las sanciones.

Desde el Kremlin, a Putin ya sólo le queda ver cómo la UE se va a pique y sus gobernantes van cayendo -uno tras de otro- porque sus gobiernos de coalición estallan no solo por las fricciones ideológicas en el papel fundamentalmente porque se trasladan al quehacer gubernamental, a la toma de decisiones.

A Boris Johnson lo tumbaron sus propias mentiras y su falta de moral demostrada con el escándalo del partygate, pero es verdad que los británicos han escuchado la palabra recesión y los propios miembros del Partido Conservador han acabado con su liderazgo.

Ahora es el primer ministro Mario Draghi, con su dimisión inesperada, tras estallar el extraño gobierno de coalición formado desde el 13 de febrero pasado entre un técnico y los populistas, los antisistema, la izquierda y el partido de Berlusconi.

Mañana podría ser en Francia Macron, en un mes Sholz en Alemania y en diciembre el español Pedro Sánchez.

Mucho antes en noviembre, en Estados Unidos, si los progresistas no apoyan a Biden serán los demócratas los que perderán el control de las Cámaras. Algo se ha hecho precipitadamente mal que nos ha metido en un laberinto sin salida…

Rusia es el agresor y desata miedo en Europa * Putin podría no parar en Ucrania. ¿Qué va a pasar cuando Johnson, Macron y Scholz ya no estén? ¿Qué va a pasar si en 2024 sigue la guerra y Trump regresa a la Casa Blanca? * Gobernantes fagocitados por la guerra

Estamos en una economía de guerra. Las bolsas están previendo un escenario ennegrecido que termine en recesión… otra vez esa maldición.

Este martes 5 de julio, los mercados bursátiles volvieron  a desplomarse ante las malas previsiones cortoplacistas: así, en España, el IBEX-35 cayó 2.48%; en Francia, el CAC-40 se desplomó 2.68%; en Alemania, el DAX30 perdió 2.91% y en Reino Unido, el FTSE 100 cedió un 2.86 por ciento.

Ante la inflación, los precios de los carburantes, el costo de la luz por las nubes y la incertidumbre, el 43% de las familias en España ha cancelado sus vacaciones de verano. Todos temen la conclusión de la temporada estival y la llegada del otoño e invierno porque intuyen será un cierre de año muy complicado.

Hay un punto de inflexión con la invasión a Ucrania, la vuelta a la Europa de toda la vida: la de la guerra, los racionamientos, la sangre, el sudor y las lágrimas que han marcado a las generaciones más inmediatas la de los abuelos y los padres que vivieron en sus carnes los estragos de las guerras del siglo pasado.

Las generaciones jóvenes de este competido y competitivo siglo XXI están viendo ante sus ojos cómo el peor de los espectros se alza nuevamente ante sus ojos. Ellos serán los más afectados, los grandes damnificados.

No hay un pronóstico optimista. En España, podrían quebrar 600 mil empresas si se agudiza la crisis energética y en definitiva el dictador ruso cierra totalmente el grifo del gas para ahogar principalmente a los países de Europa del Este.

Los ciudadanos de toda Europa están nerviosos porque otro frenazo económico -tras el golpetazo en seco provocado por la irrupción de la pandemia en 2020- tendrá graves consecuencias económicas y por supuesto, sociales. Y desde luego, no quedarán indemnes los políticos que pagarán en las urnas todo este desastre.

Sí, hay inquietud y la opinión pública no va a perdonarlo. Me parece altamente preocupante la notable debilidad de los gobernantes que están tomando todas las decisiones -sin referendos de por medio- de cómo responder a la atroz invasión rusa a Ucrania, según lo decide Estados Unidos, para sus propios intereses.

En Reino Unido, el primer ministro Boris Johnson está prendido con alfileres a Downing Street. Cada día más debilitado, no lo quieren ni sus propios correligionarios del Partido Conservador; la renuncia casi al mismo tiempo de sus ministros de Economía y de Sanidad revela la debilidad en la que se encuentra sumido.

En lo personal me parece muy llamativo: no recuerdo un consenso más firme por parte de los países miembros de la OTAN para hacer frente a los apetitos militares rusos y no recuerdo a tantos países aplicando una serie de férreas sanciones a Rusia con la finalidad de hacerle entender al Kremlin que debe retornar a la senda del diálogo, de la negociación y del respeto a la soberanía de un país retirando sus tropas. Ya la irrupción de la pandemia implicó un dilema para los gobernantes entre decidir la bolsa o la vida cuando los confinamientos; ahora, con la invasión a Ucrania, los gobernantes están ante un nuevo dilema: la economía o frenar a Putin. Y la respuesta es clara porque muchos han decidido pegarse un tiro en el pie para decirle al dictador ruso que no puede ir invadiendo países sin enfrentarse con fuertes consecuencias.

Lo que pasa es que hacia adentro, estas medidas en forma de bombas de sanciones están dejando graves consecuencias económicas para todos los países. Y ya están siendo bastante impopulares.

Muy difícilmente Johnson terminará este año sin otra moción de censura esta vez impulsada por el Partido Laborista y apoyada por los conservadores que no lo quieren más, porque ya no se sienten representados por él, ni por sus decisiones.

En este Titanic, en el que todos estamos metidos, a ningún gobernante se le ve un liderazgo sólido. En Francia, el presidente Emmanuel Macron ha perdido la mayoría en el Congreso y tiene un panorama de ingobernabilidad para los próximos cinco años; y encima enfrenta el descontento de un amplio bloque formado por varias izquierdas, socialistas, comunistas, ecologistas y la Francia Insumisa que convergen en la necesidad de someter a Macron a una moción de censura y hacerlo a un lado del gobierno.

En España, el presidente Pedro Sánchez tiene un gobierno de coalición entre el PSOE y sus socios de ultraizquierda de Unidas Podemos que es dinamita pura; la más reciente decisión de aprobar mil millones de euros en un crédito extraordinario para incrementar el presupuesto de Defensa ha abierto una crisis de gobierno porque hay dos visiones equidistantes de cómo manejar el actual conflicto militar. Para Sánchez, pasa por la realineación con las sanciones y con la OTAN por las armas y el apoyo a Ucrania y Unidas Podemos está totalmente en contra de dicha posición.

En Alemania, en cuanto la economía entre en recesión, el canciller Olaf Scholz tendrá una grave crisis política -sumada a la crisis socioeconómica- por todos los sacrificios a los que deberá someter a la población en un invierno sin calefacción.

Y en Estados Unidos, el Partido Demócrata recibirá un batacazo en las Legislativas de noviembre próximo como prueba del descontento de la gente hacia las decisiones de Joe Biden. Los norteamericanos no querían verse envueltos en otra guerra y por eso salieron de Afganistán.

Es verdad, Rusia es el agresor, decidió invadir a otro país y ha desatado un enorme miedo en Europa porque Putin podría no parar en Ucrania. ¿Qué va a pasar cuando Johnson, Macron y Scholz ya no estén? ¿Qué va a pasar si en 2024 sigue la guerra y Trump regresa a la Casa Blanca?

Turquía retira su veto a Suecia y a Finlandia * El miedo de los europeos a otra gran guerra mundial ha obligado a que la organización Trasatlántica muestre músculo, unidad, arrojo y respaldo a Ucrania, un país invado atrozmente, violentado en su soberanía

La Cumbre de la OTAN será histórica por varias razones: la primera, porque el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha decidido levantar el veto para el ingreso de Suecia y Finlandia en la Alianza Trasatlántica; la segunda, porque los 30 países miembros están mostrando una unidad decisiva y sorprendente; y la tercera, porque abre una nueva era militar en el mundo, un nuevo rearme con más gasto militar para comprar mejor armamento y equipo dotado con las nuevas tecnologías y la Inteligencia Artificial; y la cuarta, porque si en la Cumbre de Lisboa en 2010, la OTAN aseguró que Rusia era su principal amenaza, en la de Madrid, con su Concepto Estratégico, se incorpora China a su lista de desafíos sensibles y se refrenda el papel de Rusia como  enemigo.

Los miembros de la Alianza, encabezados por el noruego Jens Stoltenberg, coincidirán en la necesidad de reforzar el flanco oriental de la OTAN en Europa ampliando la presencia de tropas y de equipo militar; y ubicarán esas mismas necesidades en el sur, para beneplácito de España, que experimenta un amago creciente no sólo en la migración utilizada por las mafias desde África sino también en la expansión del yihadismo en la región.

La hoja de ruta traza un camino de más gasto militar (el 2% del PIB) cristalizando así lo signado en la Cumbre de Gales desde 2014, pero que, por una u otra razón, sobre todo porque Europa no salía del todo de la larga crisis económica, no habían podido cumplir la mayoría de los países miembros.

El Concepto Estratégico de Madrid reforzará todas las vulnerabilidades de la OTAN. La invasión rusa a Ucrania ha marcado una Alianza exante y expost.

El miedo de los europeos a otra gran guerra mundial ha obligado a que la organización Trasatlántica muestre músculo, unidad, arrojo y respaldo a Ucrania, un país invado atrozmente, violentado en su soberanía.

Porque detrás de esta invasión lo que hay es una guerra de valores, de concepciones del pasado frente al futuro; de dos modelos de sociedad: una que defiende a la democracia y otra, a la tiranía.

Estados Unidos retorna a su papel supremacista en un mundo que dejó de ser unipolar desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, con un país como China que, justo tres meses después, de los eventos terroristas en la Unión Americana ingresó en la Organización Mundial del Comercio (OMC) y no ha dejado de expandirse de forma considerable a nivel global en los ámbitos comerciales, financieros, de inversiones y con su Nueva Ruta de la Seda.

Este cónclave histórico de la Alianza en Madrid proporciona a Estados Unidos alas para recuperar el terreno perdido ante China, en el renglón de la influencia estratégica: en África, en Asia y en América Latina.

Porque el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha vuelto a Europa convertido en su Comandante en Jefe, para exigir mayor presencia militar norteamericana; y para hablar de cooperación conjunta para recuperar esas áreas de influencia perdidas tras años en los que sólo se ha ocupado de la expansión y los desafíos geopolíticos y geoeconómicos con China.

En esta Cumbre, Estados Unidos está de vuelta en Europa como zona de influencia.

Con España, con el presidente Pedro Sánchez, en esa reunión sostenida en la Moncloa, el inquilino de la Casa Blanca ha sido muy claro en sentar las bases de una cooperación a cambio de tener más buques militares para fortalecer su escudo antimisiles en su base militar en Rota, al sur de España. Si actualmente hay cuatro buques, quiere dos más.

Como muy probablemente anunciará que habrá una mayor presencia de soldados estadounidenses, no sólo en el flanco sur, también para proveer de mayor seguridad a Polonia, Rumanía, Bulgaria, Letonia, Estonia y Lituania.

Para Ucrania habrá más apoyo económico y más armamento.

Hace unos días levantó mucho revuelo la idea de que el mandatario ucraniano, Volodímir Zelenski, viniese a Madrid para participar en persona en la reunión de la OTAN.

Al final, lo hará por streaming… salvo que ocurra una sorpresa como la anunciada días antes: Erdogan deja de bloquear el ingreso de Suecia y de Finlandia a la Alianza, tras acusar a ambos países de dar cobijo a terroristas kurdos.

Lo que parecía demoraría meses en lograr dirimirse entre Suecia, Finlandia y Turquía, ha tomado varias sesiones de diplomacia en la que ha participado Stoltenberg.

El memorándum signado entre el líder turco, Magdalena Andersson, primera ministra de Suecia, y Sauli Niinisto, presidente de Finlandia, permite que dichos países obtengan el estatus de “invitados a ingresar en la OTAN”.

El presidente turco ha pedido a Suecia y a Finlandia más mano dura con las organizaciones terroristas, una petición a la que estarían de acuerdo en ceder a través de cambios legislativos. Pero Erdogan también tiene en mente presionar para que Estados Unidos levante el castigo a los aviones turcos F-16 -que no pueden ser vendidos- como represalia porque Ankara compró a Rusia el sistema de defensa aéreo S-400.

Al final todo es cuestión de llegarle al precio. Ahora bien, el proceso de adhesión de Suecia y Finlandia tendrá un recorrido que, por muy corto que sea, podría llevarse al menos hasta final de año.

La OTAN está jubilosa, el aire de concordia entre sus líderes lo ha provocado la invasión de Putin. Nadie habla de paz, todos hablan de más armas, en una aldea global llena de tensiones, con roces por aquí y por allá.

Esperemos que los aliados tengan la razón, el tiempo nos dará las respuestas…

IMPACTO LA REVISTA EDICIÓN 3764

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